TRÉVERIS: LA CIUDAD MÁS ANTIGUA DE ALEMANIA | |||||||||
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FUENTE :http://www.liceus.com
En sus dos mil años de historia, aquella fundación romana llegó a ser capital de la Galia, sede de uno de los arzobispados más influyentes de la Edad Media y una de las pocas ciudades que elegían al monarca del Sacro Imperio Germánico. Un gran pasado, sin duda, en el que también han dejado su huella la túnica sagrada de Cristo -que aún se conserva en la Cámara Santa de la catedral-, las reliquias de los Reyes Magos o la casa natal de Karl Marx, conformando un extraordinario conjunto histórico y artístico que la UNESCO declaró Patrimonio de la Humanidad en 1986 y que, a pesar de todo, es uno de los más desconocidos de Alemania. Paradojas de la vida, ese desconocimiento también fue la causa de su salvación. Gracias a que sólo era una pequeña ciudad de provincias sin grandes industrias como el valle del Ruhr, Tréveris pasó prácticamente de puntillas por las guerras que asolaron Europa en el siglo XX y hoy nos permite admirar un excepcional patrimonio en todo su esplendor, mientras que otras ciudades, como Múnich ó Colonia, fueron destruidas por los bombardeos aliados; por eso, aunque nadie ponga en duda la belleza de la Plaza Römmer de Fráncfort o del casco histórico de Dresde, tampoco debemos olvidar que son reconstrucciones; Tréveris, en cambio, mantiene la riqueza original de su legado. El eslogan que define a este lugar como "La ciudad más antigua de Alemania" no se debe, sin embargo, a su origen romano porque, al fin y al cabo, Colonia, por no viajar muy lejos, también fue una "colonia" fundada por Roma para el descanso de sus soldados, de ahí su nombre; la razón que se argumenta es que Tréveris fue la primera localidad, al norte de los Alpes, que recibió el calificativo de "ciudad"; algo que se ha convertido en el verdadero leit motif de sus campañas turísticas y en el orgullo de sus 100.000 habitantes, a pesar de que Augsburgo, en Baviera, siga reclamando la misma consideración. Tréveris -Trier, en alemán- está situada en el extremo más occidental de Renania-Palatinado, a 154 km. de Maguncia, la capital del Estado, y a tan sólo 16 de la frontera con Luxemburgo; de ahí que el aeropuerto del Gran Ducado sea la mejor manera de llegar a esta ciudad en apenas media hora de coche por la A-64. Otras opciones, más baratas e igual de bien comunicadas con autopistas gratuitas e iluminadas por la noche, pueden ser los aeropuertos de Charleroi (Bélgica) ó de la mencionada Colonia (Alemania) donde operan, desde España, algunas compañías aéreas de bajo coste como HLX o Ryanair.
Para que no se lleve a engaño, la imagen de Tréveris que se refleja en el Mosela cuando se sale de la autopista no se corresponde, en absoluto, con la belleza que encierra en su casco histórico; por eso, lo mejor es cruzar el puente del Káiser Guillermo y seguir en línea recta hasta llegar a uno de los símbolos más conocidos de la ciudad: la Porta Nigra. La majestuosa puerta de acceso al recinto amurallado que construyeron los romanos en el siglo II d.C. Sus dimensiones son colosales y permiten hacernos una idea de la importancia estratégica que alcanzó Augusta Treverorum en la frontera norte del Imperio, cuando llegó a ser residencia de sus emperadores y capital de la Galia con Diocleciano. Es una puerta de doble arco flanqueda por dos torres -cuadradas en el interior y semicirculares en el exterior- y decoradas con pórticos; se construyó con bloques de arenisca negra unidos mediante abrazaderas de hierro que alcanzan las tres alturas en la torre occidental. La otra torre, de dos pisos, aún conserva adherido parte del ábside de la iglesia de san Simeón que se construyó sobre la propia puerta en el siglo XI y que perduró hasta el XVIII. En los restos del claustro, el Simeonstift, está situada la oficina de turismo. De espaldas a la Porta Nigra veremos un incesante reguero de gente caminando por Simeonstrasse, la calle peatonal que une la muralla romana con la Plaza del Mercado. Si hemos tenido suerte y hace sol, los turistas se habrán mezclado con los alemanes que, lejos de su imagen de personas frías, sosas y de mente cuadriculada, estarán disfrutando de los primeros rayos solares, comprando helados o bebiendo cerveza (algunos tópicos sí que se cumplen) en cualquiera de sus puestos y tenderetes.
Al final de la calle Simeón está el Hauptmarkt, la Plaza del Mercado que para nosotros sería la Plaza Mayor. Además de la mencionada Casa Roja, con su exagerada inscripción en latín, esta plaza contiene otros rincones de interés como la fuente de san Pedro, la iglesia gótica de san Gangolf y la cruz del mercado; todo ello, rodeado de gente comprando ramos de flores. Desde el centro de la plaza veremos las torres de la catedral. En la historia de Tréveris, la iglesia siempre ha ejercido una notable influencia. En el año 330, aproximadamente, santa Elena, madre del Emperador Constantino el Grande -que también fijó aquí su residencia - trajo de Jerusalén la Túnica Sagrada que, según el Evangelio de san Juan, se echaron en suerte los soldados romanos después de crucificar a Cristo en el Gólgota. Esa túnica se conserva extendida en un relicario de la Cámara Sacra de la catedral a donde acuden los peregrinos a rezar por la unidad de la Iglesia y la reconciliación del mundo con la siguiente oración: "Jesucristo, Salvador y redentor, ten misericordia de nosotros y de todo el mundo. Acuérdate de tu cristiandad y congrega lo que está separado". Este templo es, en realidad, un crisol inusual de diversas construcciones superpuestas en torno a la primitiva iglesia romana del siglo IV: las naves románicas del XI, el coro del XII, el claustro del XIII o la capilla de las reliquias; todo ello forma, junto a la iglesia gótica construida para el capítulo catedralicio en el siglo XIII, un notable conjunto y un laberinto de naves en su interior que fue completamente restaurado entre 1960 y 1975. La presencia romana en Tréveris dejó, además de la Porta Nigra, otras huellas importantes en sus calles como el anfiteatro, con capacidad para 20.000 espectadores; el foro; los baños imperiales; el puente sobre el Mosela y, sobre todo, la basílica. Esta iglesia fue construida en el siglo IV como sala del trono del emperador Constantino; posteriormente, fue sede de los príncipes electores y, en la actualidad, conserva su carácter religioso como iglesia protestante.
Otro nombre asociado a Tréveris es el de uno de sus hijos predilectos: Kart Marx. La casa donde vino al mundo este filósofo, economista y fundador del socialismo científico en 1818 puede visitarse en el número 10 de la Brückenstrasse (calle del puente), muy cerca de la Plaza del Mercado. Además de este pequeño museo, la ciudad cuenta con un interesante centro arqueológico y un Museo del Juguete; pero si prefiere las actividades al aire libre, puede remontar el cauce del Mosela en un crucero fluvial que le llevará hasta Pfalzel, residencia veraniega de los emperadores romanos y lugar habitual de descanso para los habitantes de esta hermosa ciudad que, durante 2004, se ha engalanado para celebrar el Festival Cultural de Jardinería "La magia de los elementos". Antes de marcharse no olvide probar los vinos de la denominación de origen Mosela-Sarre-Ruwer, blancos de la variedad local Riesling que se caracterizan por su sabor afrutado y una ligera efervescencia, a la que llaman "alfiter". Estoy seguro de que disfrutará de una buena copa, como si fuera todo un emperador de Roma.
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ON TOUR I: TRIER O TRÉVERIS ( Alemania)
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